Cuando la vida se convierte en supervivencia… la vulnerabilidad llama a la
“puerta” de quienes ya no son capaces de sostenerse por sí mismos. Muchas
personas llegan a pensar que están exentas de cualquier tormenta, creyendo
que están tocadas por la mano de Dios… ¡Qué craso error!. La noria de la vida
gira para todos y, cuando llega la oscuridad, buscamos desesperadamente un
atisbo de esperanza por pequeño que sea… es en ese preciso momento, (en el
cual hasta alimentarse a diario supone un lujo al alcance de unos pocos),
cuando aparecen seres de luz entre las tinieblas de la hambruna.
Hoy pongo nombre y apellido a uno de esos seres humanos que ejercen la
empatía, solidaridad y dan la mano sin mirar hacia otro lado. Me refiero a Luis
Febles, presidente de la O.N.G “Sonrisas Canarias”.
Un cuarto de siglo es el tiempo que llevan, Febles y su equipo, generando
serotonina en Tenerife. Veinticinco años mirando a la vulnerabilidad de frente y
mitigando el hambre a tantas familias a las que les toca sobrevivir a diario
carentes de medios y sin que nadie los guíe.
Observando desde dentro la extraordinaria labor que ofrece “Sonrisas
Canarias”, la ayuda institucional se queda corta ante tanta bondad
desinteresada, sin juicios ni miradas prepotentes que piensan estar por encima
del resto.
Charlar con Luis Febles es como hacer una tesis, en las sombras de la
precariedad, siendo consciente de que también existen ángeles en el infierno.
-¿Cuándo y de qué manera nace Sonrisas Canarias?
“Sonrisas Canarias nace en el año 2000 como respuesta a una necesidad
social evidente: muchas familias en Tenerife, (y en Canarias en general), vivían
en situación de vulnerabilidad sin una red de apoyo sólida. Al principio éramos
solo un pequeño grupo de personas con muchas ganas de ayudar, repartiendo
alimentos y ropa. Con el tiempo el proyecto se fue consolidando hasta
convertirse en la ONG que somos hoy, con sede en Valleseco, durante más de
25 años de trabajo continuo”.
-¿Qué le supone, en su vida privada, dedicar gran parte de su tiempo a la
ayuda humanitaria?
“Es un sacrificio, no lo voy a negar. La labor humanitaria te ocupa tiempo,
energía y a veces te roba momentos con la familia pero también te llena de una
manera que pocas cosas pueden lograr. Ver cómo puedes transformar
realidades con un poco de esfuerzo compensa todo lo demás. Es un
compromiso de vida”.
-Para que un proyecto funcione es tan importante tanto el equipo así como su
líder… ¿Cómo se consigue liderar una ONG como la suya?
“Con humildad, empatía y constancia. Nadie lidera solo. Yo tengo la suerte de
contar con un equipo entregado y con vocación, muchos de ellos voluntarios
que dan mucho más de lo que se les pide. Liderar es estar al servicio no dar
órdenes. Es escuchar, apoyar y ser el primero en arrimar el hombro”.
-Combatir la vulnerabilidad repartiendo alimentos debe ser muy gratificante a la
par que complicado de “digerir” ante tanta necesidad… ¿Cómo consigue no
decaer al observar el dolor que causa la precariedad alimentaria?
“No es fácil. Hay días en los que uno se va a casa con un nudo en el estómago,
pero también hay días en los que ves una sonrisa, un “gracias” sincero y eso te
recuerda por qué estás ahí. La clave está en no perder la perspectiva: aunque
no podamos cambiarlo todo, sí podemos marcar una diferencia para alguien”.
-¿Cuántas personas conforman el equipo de Sonrisas Canarias? ¿Cuáles son
sus perfiles profesionales?
“Actualmente contamos con unas 6 voluntarios fijos y una reserva de 10 para
citas puntuales, eventos, ferias etc… Algunos de ellos fueron en su día
personas vulnerables que venían a buscar el sustento familiar derivados de los
Servicios Sociales”.
-¿Cómo se sustenta una ONG como la suya? Supongo que el apoyo
institucional será imprescindible…
“Sí, el apoyo institucional sobre todo del Cabildo de Tenerife es fundamental,
pero no suficiente. Contamos con subvenciones públicas pero también con
donaciones de empresas, campañas ciudadanas y, muy importante, el apoyo
de la gente de a pie. Cada bolsa de alimentos, cada juguete donado, cada euro
cuenta… Es un esfuerzo colectivo”.
-¿Cómo es una jornada en Sonrisas Canarias?
“Ningún día es igual. A primera hora se organiza el reparto de alimentos.
Visitas a fábricas, luego vienen las entrevistas sociales, gestiones
administrativas, reuniones con entidades, visitas a familias, organización de
campañas… Todo va fluyendo en función de las necesidades. Lo que no
cambia nunca es el compromiso y el trato humano”.
-En la vida todo es mejorable… Con la experiencia que le avala, ¿cuáles son
las soluciones más factibles para reducir la vulnerabilidad en Canarias?
“Hay que apostar por políticas sociales sostenidas en el tiempo, no solo
respuestas puntuales. La vivienda, el empleo digno y la educación son claves.
Además, sería necesario un mayor trabajo en red entre administraciones, ONG
y empresas. Actualmente contanos con una herramienta eficaz para evitar
picaresca como es el programa “ VOLUNTARIADO EN LINEA”, cada uno hace
su parte, trabajamos coordinadamente, y los resultados se notan”.
-La empatía es algo primordial para ejercer su labor humanitaria… ¿Se lleva
los problemas de sus usuarios a casa?
“Claro que sí… No somos robots. Hay historias que se te clavan dentro pero,
con el tiempo, aprendes a manejar esa carga emocional. Lo importante es
transformarla en motivación, para seguir luchando por ellos, no en
desesperanza”.
-Si le diesen la oportunidad de concederle tres deseos tangibles para Sonrisas
Canarias… ¿Cuáles serían?
“Primero: continuar con las ayudas… algo que es primordial para seguir
avanzando en las ayudas que prestamos y seguir ofreciendo dignidad a las
familias.
Segundo: más recursos estables para garantizar los proyectos en el tiempo.
Tercero: que ninguna familia canaria tuviera que venir a pedir comida porque su
situación lo obliga… Ese sería el mayor logro”.
Ale Hernández.
Periodista.
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